Después de dormir cómodamente bajo las estrellas, un buen desayuno y muchas ganas de esquiar, salimos hacia el Portalet para descender algun kilómetro hasta el acceso del puerto viejo de Sallent. No tenemos claro que rumbo tomar, pero la nieve está a 5 minutos de la carretera. Ascendemos entre praderas que van tomando un cierto color verde, por un estrecho pasillo de nieve blanda. Despues de pasar un contrafuerte hacia la izquierda, salimos a un valle dominado por el Pico Ourade y la cresta del Peyrelou. Seguimos hacia el fondo y decidimos subir por unas inclinadas palas de nieve hacia la cresta a la izquierda de la gran mole rocosa. La nieve no demasiado dura debido al calor nocturno, nos permite avanzar sin cuchillas rápidamente hasta arriba. Desde el collado, contemplamos una pirámide de nieve que nos tienta. Dejamos los esquies, para subir andando a la cumbre. Estamos mas altos que el Peyrelou, sin embargo, parece que esta cumbre no tiene nombre. Karmele, que nos acompaña esta vez, nos espera para bajar, y entre risas decidimos que le llamaremos Karmele Pic.
El descenso, lo pillamos con buena nieve, ya que el sol ha estado velado y no ha calentado demasiado. Abajo, nieve primavera muy esquiable.
Telera con los primeros rayos del sol
Las primeras palas de nieve continua. Ascendemos rápidamente dejando la carretera allá abajo.
Entramos en el valle, y nos topamos con el circo del Peyrelou y el L'ourade
La mole rocosa, y a su izquierda el collado al que nos dirigimos.
Últimos zig zags al collado
Cumbre . Dejamos los esquies y subimos a pié los últimos metros.
En la cumbre, contemplamos paisajes y nuevos proyectos en la cabeza.
Karmele ataca las primeras palas. Un giro para Leire.
La nieve se conserva muy bién, pues el sol no ha calentado como esperábamos.
Acrobacias en las últimas palas. La nieve desaparece de las zonas bajas.
A pesar de que no ha helado esta noche, la esquiada ha sido estupenda.
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