El Adviento en el Tirol
Nuestras inquietudes de conocer sitios y gentes nuevas, nos llevan de nuevo hasta el Tirol. Es la primera vez que nos escapamos a los Alpes en el mes de Diciembre y tenemos algunas dudas de cómo nos encontraremos la nieve, en estas zonas tan bajas. Desde Munich hacia el sur, circulamos por la carretara cercana al río Inn, donde este verano recorrimos sobre nuestras bicicletas durante una semana del mes de Julio, los casi 500 Kms, que hay desde Innsbruck hasta su desembocadura en Deggendorf. Sin embargo, todo parece diferente. No somos capaces de reconocer los carriles bici por donde disfrutamos tanto de los colores y olores de esta tierra. Cuando llegamos a Kufstein, bajo el peñón donde se encuentra su fortaleza medieval, es noche cerrada.
Buscamos nuestro alojamiento entre los diseminados caseríos del Zillertal, cerca de Zell am Ziller. La espesa niebla, debida al potente anticiclón, hace que nos despistemos continuamente. Finalmente, tenemos que echar mano de una autóctona y preguntar. Es la granja de al lado.
La puerta está abierta. Entramos y nos acoge el olor dulzón del establo. Elisabeth, nuestra anfitriona, nos recibe con una sonrisa y un poco preocupada, nos pregunta en que idioma hablamos. Respira aliviada cuando nos hacemos entender en alemán, y ya relajada, nos cuenta la historia de su antigua casa, de su familia y de los animales que poseen. En su Bauernhof, hay 50 vacas, algunos cerdos, gallinas y cabras. Se preocupa cuando le decimos que vamos a hacer Skitouren. Nos pregunta si iremos seguros, que la montaña es peligrosa. No estará tranquila mientras no nos vea llegar cada tarde a casa. Es madre de 5 hijos. Abuela de 9 nietos. Y sabe que nosotros también debemos cuidar de los nuestros.
Durante 6 días, iremos coleccionando cumbres con sus grandes cruces, ya que el sentido religioso de los pobladores del Tirol es muy profundo. Durante las tardes, buscamos mercados de Adviento y disfrutamos tomando Gluckwein, o vino caliente especiado, con cierto olor a canela, mientras escuchamos conciertos de las bandas locales. En Mayrhofen, lugar donde nació y donde vive actualmente Peter Habeler, los niños escenifican el nacimiento de Jesus, y después de calentarse junto a los fuegos que han colocado junto a los bancos, cantan ayudados por la profesora, creando momentos mágicos entre las luces de hogueras, y la nieve bajo nuestros pies.
Desde alguna cumbre observamos las pistas de Hochfugen, impecablemente tratadas, y con muy poca gente. El viernes, dejamos las pieles en casa y nos reencontramos con los glaciares del Tux, por donde en el año 2010, caminamos durante días recorriendo los Alpes de Norte a Sur. Las vistas desde arriba, son impresionantes. Reconocemos a lo lejos el Grossvenediger, al sur de Neukirchen. Nos desquitamos bajando pistas de hasta 2000 metros de desnivel. Y la nieve, aunque algo escasa, es de una calidad excelente.
De vuelta a casa, nos adentramos entre las grandes murallas del Karwendel y el Rofan, admirando el mayor lago de montaña del Tirol, tambien llamado el fiordo de los Alpes. El Achensee.
De vuelta a casa, nos adentramos entre las grandes murallas del Karwendel y el Rofan, admirando el mayor lago de montaña del Tirol, tambien llamado el fiordo de los Alpes. El Achensee.
Gilfert 2.506 metros
Las pistas de Hochfügen, impecables, aunque se nota la escasez de nieve en esta zona.
Sonntagsköpfl 2.244 metros
Descanso en un Alm.
Las laderas sur están escasitas.
Marchkopf 2.499 metros
Típico rincón en una casa tirolesa. El sentido religioso es muy potente, y los crucifijos y las imágenes de la virgen o de santos está siempre presente. La música también.
Käsespatzle. Comida típica bien presentada y muy rica, por cierto.
Schlegeissteicher y Hochfeiler
Spannagelhaus Hütte
Heladas mañaneras
Kleine Gilfer 2.388 metros.
La palabra eterna se escucha sólo en el silencio
Monumento a la paz
Al fondo el valle del Inn y el Karwendel Gebirge
Un poco de pista
El ya olvidado olor a tabaco en los bares, se me hace duro. Pero, por otra parte, no existe la televisión.
Los desayunos de Elisabeth..... Sin palabras. Zero zabor. Basura, 0. El único envase, el del zumo, es nuestro.
Lo que no puede faltar. Kaiserschmarren
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