Con la idea de subir al Pic de Bourcq desde Lhers, nos encontramos en el valle de Lescun. Es viernes, son las 8 de la mañana y la temperatura es de 12 grados. Fue un espejismo lo de la semana pasada?. La fusión de la nieve a causa de las altas temperaturas ha sido enorme y las palas orientadas al sur están de color marrón.
Con tristeza y desánimo, comenzamos a caminar por la pista con los esquíes en la espalda. Al llegar al fondo del valle, vemos que las laderas norte conservan la nieve y rápidamente cambiamos de rumbo, con el propósito de ascender al Pic Rouge, y sin embargo, por alguna razón, acabamos ascendiendo al Pic D'Aillary. Los últimos metros, como viene ocurriendo con frecuencia este invierno en los Pirineos, los hacemos con crampones.
Larga subida, y pésima nieve para descender. Al no helar, la nieve está sopa pourri. De vez en cuando, y siempre cerca de rocas, nos encontramos con trampas y nos hundimos en enormes agujeros. La próxima vez iremos a los Pirineos Centrales.
Pequeño paraíso perdido
El Billare encima de Lescun
Llegamos a la cabecera del valle de Lhers y cambiamos de rumbo
Laderas sur debajo del Pic de Bourq. La nieve ha desaparecido en 6 días
Encontramos nieve continua
La nieve deja paso al hielo en las palas finales, Toca poner crampones otra vez.
Cresta del Pic d'Aillary
El descenso comienza por nieve costra. Luego cambia a sopa
La quema de rastrojos es una tradición ancestral. Cuando la nieve desaparece, se prende fuego a la larga hierba seca.
Imágenes preocupantes
Los primeros brotes se abren a la primavera.
Y para cenar plato de pasta con verduritas. Hay que recuperar fuerzas.
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